Finaliza exitosa iniciativa CTE ejecutada por INIA en el Borde Costero
“Estamos agradecidos de INIA y el trabajo de los profesionales, pues la orientación entregada a través del CTE nos ayudó a obtener importantes rendimientos. Muchas veces, como pequeños agricultores, creemos que sabemos hacer bien las cosas y nos cuesta tomar conciencia de hacer cambios y usar tecnología. Nuestra experiencia como comunidad fue muy importante en el rubro trigo considerando el análisis de suelo, parcialización del nitrógeno, uso de variedades certificadas y control de malezas. Por lo mismo, este año 2014 hay 6 agricultores que replicarán la tecnología INIA con el fin de obtener mejores resultados, pues en nuestro caso fue de 70 quintales en menos de una hectárea, un logro para nosotros”.
Con estas palabras Nivia Quilaqueo de la Comunidad Coña Quilaqueo de Teodoro Schmidt destacó el trabajo ejecutado por el INIA con el Centro de Transferencia Tecnológica y Extensión (CTE) del Borde Costero, durante la ceremonia de cierre del proyecto donde se contó con más de un centenar de profesionales y productores del Borde Costero, además de autoridades regionales y del Instituto.
La iniciativa corresponde a un proyecto del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), puesto en marcha en la Región de La Araucanía a fines de 2010 y que finalizó en diciembre de 2013. Su objetivo fue superar las brechas tecnológicas en el sistema productivo del Territorio Araucanía Costera, consensuadas en conjunto con los productores y extensionistas del mismo, con quienes se definió trabajar en los rubros papa y trigo, así como en ovinos, praderas y murtilla.
Desde su inicio, este centro de extensión y transferencia tuvo como propósito aumentar la productividad y rentabilidad de los agricultores del territorio indicado. Para dicho cometido se utilizó la plataforma desarrollada desde el año 2002 por el Convenio Tranapuente, ejecutado por INIA Carillanca y que involucra la participación de los municipios de Carahue, Saavedra, Teodoro Schmidt y Toltén, la red de equipos técnicos y agricultores de estas instituciones y las empresas operadoras de INDAP, así como otras instituciones con las que se vincula el convenio.
Durante su ejecución se benefició en forma directa a 220 agricultores de las cuatro comunas antes señaladas, 67 profesionales y técnicos, e indirectamente a 2 mil productores.
El Subdirector Nacional de I+D de INIA, Iván Matus, indicó que para el Instituto, la modalidad de trabajo del CTE fue un acierto, donde la cercanía con el agricultor y la metodología de aprender haciendo permitió orientarlos de manera clara. Además, el trabajo se desarrolló en base a capacitaciones de los equipos técnicos y productores, al establecimiento de unidades demostrativas y a la validación en los predios de los propios usuarios, lo que permitió transferir nuevas tecnologías INIA.
“Sin duda que esto habla del compromiso que nuestra institución tiene con la pequeña agricultura y que hoy, al cumplir medio siglo de vida institucional, nos insta a continuar avanzando en la transferencia y entrega de tecnologías que impacten a la agricultura. Por otro lado, el trabajo en comunas, con profesionales y productores permitió focalizar y orientar de mejor forma nuestra investigación en el Borde Costero con todos los actores involucrados: municipios, empresas agropecuarias y productores líderes e INDAP”, puntualizó Matus.
Un antes y un después
Antes de la llegada del CTE, en el Borde Costero había poca incidencia y uso de las variedades de trigo INIA. Los resultados obtenidos durante las distintas temporadas en las unidades demostrativas establecidas en la costa, demostraron que es posible incorporar variedades nuevas y con un manejo adecuado y racional del cultivo se logran rendimientos superiores a los 70 qqm/ha, a nivel de productor. Tal materia es muy favorable para los productores de las comunas costeras, pues ven incrementadas sus opciones al momento de decidir qué variedad de trigo debe utilizar en sus siembras.
El Dr. Claudio Jobet, fitomejorador de trigo INIA y parte del equipo del CTE, explicó que se establecieron parcelas demostrativas en las 4 comunas mencionadas, para mostrar los resultados y comportamiento de variedades de trigos INIA de invierno y primavera, con un pre cultivo de papa o avena. “Los resultados logrados, aún a pesar de la sequía que afectó en algún minuto a la región, demostraron que es posible obtener rendimientos adecuados con las variedades invernales Maxwell, Rupanco y Dollinco y las de primavera Pantera y Pandora. A nivel de productor los resultados promedios fueron de 76 qq/ha, considerando que la línea base en trigo al comenzar el CTE era de 34 qq/ha. Gracias a la transferencia de tecnologías INIA, podemos asegurar que hoy los agricultores conocen la época de siembra y la variedad, además de hacer un buen manejo del cultivo con resultados positivos a futuro”, acotó.
Un tema no menor fue el manejo de la fertilización nitrogenada y enmiendas en trigo. A través del CTE se mostró que existen medidas agronómicas y técnicas para incrementar la eficiencia de uso de fertilizantes nitrogenados que permitan obtener beneficios de productividad, calidad e impacto ambiental. Además, la dosis y el momento de la fertilización son las mejores herramientas disponibles para optimizar la productividad del cultivo. El nitrógeno afecta los 3 componentes de rendimiento: espigas por hectárea, granos por espiga y peso de grano, así como un importante componente de calidad, como es el porcentaje de proteína.
Respecto a parámetros de calidad, las variedades ensayadas durante el trabajo del CTE se comportaron de acuerdo a lo que se esperaba. En las localidades de Puerto Saavedra y Tranapuente se observó alta humedad de grano y bajo peso de hectolitro. En estas zonas los trigos tuvieron menor gluten y fuerza que en Toltén y Teodoro Schmidt. De acuerdo a los resultados, algunas variedades ensayadas superaron a las locales en cuanto a gluten y fuerza, siendo una buena noticia para los productores del Borde Costero.
Por otra parte, los rendimientos obtenidos en papa fueron adecuados, más aún cuando esta zona tiene aptitud para dicho cultivo. Según el especialista de INIA, Juan Inostroza, la información de rendimiento recopilada se abordó en tres niveles. “En el Centro Regional de la Papa en Tranapuente hubo rendimientos que reflejan el mayor potencial productivo del Territorio, fluctuando entre 400 y 600 qq/ha; mientras que en los predios demostrativos establecidos en comunas la cifra fue de 300 a 500 qq/ha. Para finalizar, con las validaciones en campos de los propios agricultores los rendimientos fluctuaron entre 300 y 400 qq/ha. Dichos resultados corroboran el alto potencial del territorio para el cultivo de papa y la posibilidad de aumentar los rendimientos de los productores, pensando que el rendimiento promedio determinado en el contexto del CTE es de 188 qq/ha”, explicó el investigador.
Finalmente, la ingeniera agrónomo de INIA y encargada del CTE, Paola Ríos, dio a conocer los resultados de los 3 años de ejecución del proyecto, el que permitió demostrar en terreno y con experiencias concretas el alto potencial productivo de la zona. Según la especialista, junto con estrechar los vínculos con los actores del territorio, se demostró que ejecutando bien las cosas y en el momento oportuno se pueden lograr excelentes resultados, “sin embargo, aún hay mucho por hacer”.
Ríos explicó que los rubros trabajados en el CTE mostraron “un aumento en el establecimiento de praderas sembradas y aumento de la carga animal inicial de 3 a 9 ovejas/ha al termino de proyecto; establecimiento de 5 huertos de murtilla al año 2014, en su primer año de producción dos huertos con venta de fruta con un margen por ha de $ 2.500.00 aproximadamente. Además, se logró un aumento de rendimiento promedio de 22 qqm/ha en el cultivo de trigo, pasando de 34 qqm/ha a 56 qqm/ha y por último los resultados obtenidos en papa fueron aumentar el rendimiento promedio en los agricultores intervenidos en 15,2 ton/ha desde 18,8 ton al inicio del proyecto a 34 ton/ha”.