Difunden avances sobre proyecto para el control de la contaminación difusa de la agricultura en Los Ríos
Profesionales de INIA compartieron avances de la iniciativa con el coordinador regional para los recursos hídricos.
Una visita en terreno que dio a conocer aspectos relevantes de los ensayos del proyecto “Evaluación de la vegetación ribereña nativa en el control de la contaminación difusa de la agricultura”, se desarrolló en el predio Santa Rosa de la Universidad Austral de Chile, en Valdivia, donde participaron profesionales de INIA Los Ríos y el delegado presidencial del Agua para la región, Edmundo Urra.
Estos ensayos, que también incluyen el trabajo de la Universidad Austral y la Universidad de Concepción, están enmarcados dentro del proyecto financiado por Fondecyt y ejecutado por INIA. En la instancia participó la coordinadora del INIA Los Ríos, Sigrid Vargas y el investigador Jaime Cuevas, quienes dieron a conocer al delegado de los recursos hídricos las iniciativas lideradas por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias en la materia.
El recorrido comprendió la visita a un pozo purinero que es utilizado para almacenar los residuos de la lechería antes de ser aplicados a las praderas. Posteriormente se visitó el bosque ribereño adyacente al estero Santa Rosa, el cual según diferentes estudios ha demostrado tener un rol en la absorción de nutrientes que se aplican en el campo agrícola adyacente.
En doctor Cuevas junto con valorar la presencia del delegado presidencial de recursos hídricos en Los Ríos explicó que “el suelo de las planicies de inundación colindantes con el estero actúa como retenedor de los nutrientes, con lo cual evita que alcancen los cursos de agua en altas concentraciones, conservando de este modo su calidad para riego y consumo. Los estudios realizados también han demostrado que el sistema cumple su función, aun aplicando como fertilizante orgánico los purines líquidos del ganado en dosis de hasta tres veces lo requerido por las praderas”.
Los profesionales de INIA, en compañía de Edmundo Urra, constataron los avances de trabajos en uno de los sitios donde se ha realizado un monitoreo hidrológico durante el último año, cuyos resultados muestran que los niveles del agua subterránea han disminuido 66 centímetros en los últimos dos meses, mientras que el estero Santa Rosa sólo ha experimentado fluctuaciones de 13 centímetros en su nivel de agua, en el mismo período de evaluación. Por lo tanto, el curso de agua superficial posee una mayor estabilidad en su caudal dada por la alimentación del agua subterránea del suelo que actúa como reservorio.
“Por otro lado, el bosque de las quebradas actúa como un amortiguador de las lluvias que caen en invierno, ya que el desfase entre la precipitación y el máximo aumento de los caudales es de hasta 36 horas. De esta manera se mitigan los efectos adversos de las inundaciones y además el curso de agua vuelve a sus niveles base en forma gradual. La conducta del sistema se debe al efecto esponja que provee el bosque y el suelo asociado, permitiendo obtener una provisión de agua en cantidad y calidad incluso en situaciones de extrema sequía como la que está experimentando gran parte del país”, dijo Jaime Cuevas.
El delegado del Agua en Los Ríos expresó que “hay que poner mucha atención a estos estudios conjuntos del INIA, la UACh y la Universidad de Concepción, que son de los primeros en demostrarnos que la sustentación de los recursos hídricos encuentra en estos ecosistemas una evidente prueba de preservación y protección ante la acción antrópica. Entrega además un relevante aporte científico que ayuda a definir líneas de trabajo público-privadas en orden a la protección y regeneración de estas áreas, para un futuro que se avizora incierto ante el cambio climático que nos ha tocado vivir en el presente milenio”.
El estudio anterior se complementa con mediciones a través de sensores automáticos instalados en el suelo de las praderas de loma, bosque de ladera y planicie de inundación, lo que ha permitido monitorear el contenido volumétrico del perfil de suelo desde hace más de tres años. Los resultados obtenidos en conjunto, muestran que la conservación de franjas ribereñas cumple un papel ecosistémico que permite mitigar la contaminación de las actividades silvoagropecuarias en el sector alto del terreno, conservando el recurso hídrico que será utilizado por las mismas actividades productivas, además de evitar la erosión y embancamiento de los cursos de agua.
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