INIA busca promover producción inocua de alimentos en Atacama para mejorar comercialización agrícola
Estudios del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) apuntan a la correcta elaboración y procesamiento de alimentos como nuevo foco de trabajo para los pequeños y medianos agricultores de la región.
Actualmente, gracias a la tecnología y a la producción en masa, existe una inmensa variedad de alimentos al alcance de más consumidores que se encuentran informados y exigentes. Esto ha desfavorecido a la pequeña y mediana agricultura, debido a la velocidad de dichos cambios y la lenta adaptación de tecnologías por parte de los productores. Para mejorar esta situación, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está trabajando en un nuevo proyecto sobre inocuidad de alimentos en la región de Atacama, donde se aplicarían soluciones que busquen disminuir brechas respecto a la eficiencia en el uso de recursos productivos y manejo integrado de plagas y enfermedades para la obtención de una producción inocua.
Uno de los objetivos principales del proyecto es la apertura a nuevos mercados para pequeños agricultores para que cuenten con un abanico de posibilidades más amplio para la comercialización de sus productos. Al hacer el sector más competitivo, los pequeños y medianos productores podrán generar mejores retornos, adecuándose a los nuevos requerimientos de los consumidores.
Verónica Arancibia, encargada del Centro Experimental INIA Huasco se refiere a las exigencias de los consumidores de hoy: “El mercado actual está exigiendo inocuidad. Se ve en las noticias y en las revistas científicas, que todos los estudios están enfocados en incentivar a elaborar y producir productos inocuos y funcionales, que además de nutrir, entregan propiedades para la salud. En ese contexto, nos hemos dado cuenta de que, en las hortalizas de hoja, por ejemplo, los niveles de nitrato están por sobre lo normal. En Chile no hay normas al respecto, a diferencia de otros países donde sí está estipulado”, apunta Arancibia.
Por su parte, Sebastián Soto, economista agrario de INIA, explica la necesidad de responder a una de las inquietudes más claras de los agricultores, trabajando en conjunto con las políticas del Ministerio de Agricultura. “Claramente, la actividad agrícola en la región ha cambiado y deberá seguir cambiando en los próximos años. Nos enfrentamos a nuevos panoramas climáticos y debemos ser más racionales en el uso de los recursos productivos. En base a esto y, con las nuevas exigencias del mercado actual, se debe profesionalizar el rubro, facilitando el ingreso a mercados con mayor formalidad para obtener una visión más completa del panorama comercial. Así, los productores podrán tomar una decisión con mayor información, adecuándose a las exigencias del mercado y rentabilizando su esfuerzo”.
Hay una serie de contaminantes que pueden afectar los alimentos desde su cultivo, pero primero se debe realizar una serie de diagnósticos para estudiar la situación actual de la región y ahondar en los temas donde hay más falencias. “Si logramos que los productos que salgan de la zona sean inocuos y tengan un sello que lo compruebe, se abrirán nuevos mercados con mayores posibilidades de venta, ya que este factor es imprescindible para la comercialización de los productos”, agrega Verónica Arancibia.
Los agricultores, en general, no suelen darle mucha importancia a la temática de inocuidad debido a que, en la mayoría de los casos, no son conscientes de sus prácticas deficientes o no las asocian con problemas de salud en los consumidores o los trabajadores agrícolas. Tampoco ven la inocuidad de los productos como una oportunidad de mejorar el acceso a mercados más exigentes, sino más bien, las ven como trabas a su actividad.
Aunque los plaguicidas están regulados por disposiciones gubernamentales, su adquisición es libre y sin exigencia alguna, lo que sumado a la falta de capacitación en su uso y al escaso conocimiento de los riesgos para la salud, hacen que se constituyan en una fuente importante de contaminación de aguas, suelos, plantas y productos comestibles.
Según INIA, el año 2012, Chile ha suscrito una serie de acuerdos bilaterales y multilaterales, vinculantes y no vinculantes, relacionados con el uso sustentable de los plaguicidas, pero la incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha dejado en evidencia que la carga de plaguicidas por superficie de área cultivable, duplican los recomendados por dicha organización.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, dependiente del Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país. Su misión es generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas a escala global, para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario. www.inia.cl
Contacto de Prensa: Federico Bierwirth / email: federico.bierwirth@inia.cl