Co-innovación: nueva forma de extensión para el campo
En la Región de La Araucanía el rubro hortícola genera una dinámica económica relevante y aún no dimensionada en su totalidad. Según INE (2014), la superficie de hortalizas a escala comercial alcanza a 1.570 hectáreas, con una tendencia al crecimiento interanual (2013/2014) de 29.8%. Esta cifra de superficie aumenta si se lleva a hortalizas bajo sistema huerta casera- consumo–venta de excedentes, donde la superficie sube a 4 mil 526 hectáreas aproximadamente. La producción está marcada por la estacionalidad y se ubica principalmente en las comunas de Renaico, Angol, Nueva Imperial, Padre Las Casas, Temuco y Freire que, en conjunto, representan alrededor del 48% de la superficie regional.
Uno de los aspectos centrales en el proceso de transferencia tecnológica y extensión es lograr que el conocimiento transferido logre insertarse en el proceso de toma de decisiones del agricultor y que este perdure en el tiempo. En este escenario se inserta el Programa de Difusión de Tecnología (PDT) “Difusión y transferencia de tecnologías de agricultura protegida para cultivos hortícolas de alto valor comercial, bajo principios de co-innovación en la Región de La Araucanía”, iniciativa financiada por CORFO y ejecutada por INIA Carillanca, que busca valorizar el conocimiento de los agricultores, y de esta forma insertar validar nuevas tecnologías. Este proyecto se desarrolla con 19 agricultores en 8 comunas de la región: Renaico, Angol, Padre Las Casas, Vilcún, Nueva Imperial, Carahue, Temuco y Freire. El proyecto nace como parte de la hoja de ruta formulada por el proyecto “Contribución a la competitividad hortícola en La Araucanía, por medio de vínculos Ciencia – Empresa, generando una visión estratégica compartida para el desarrollo tecnológico e innovación en el ámbito de la poscosecha” liderado durante el 2016 por la investigadora y actual Directora Regional de INIA Carillanca Elizabeth Kehr.
El objetivo del proyecto PDT es difundir tecnologías de protección de cultivos e incrementar la competitividad del rubro hortícola mediante la disminución de pérdidas por efecto de condiciones y eventos climáticos adversos, a través de la transferencia de nuevas tecnologías de agricultura protegida bajo el esquema de co-innovación. A través de este modelo se logrará reducir las pérdidas en campo por efecto de eventos climáticos negativos, mediante la transferencia y difusión de tecnologías que mejoren el ambiente de la planta, reduzcan la presión de malezas, plagas y enfermedades a través del uso y difusión de tecnologías de protección, además de evaluar la factibilidad técnico-económica de las tecnologías transferidas.
¿Qué es la co-innovación?
“La co-innovación” nace como concepto de innovación colaborativa entre dos o más actores de la cadena de valor para lograr un objetivo común, lo cual tiene significativas ventajas si se realiza de forma individual. El modelo es adoptado de Uruguay y Australia, donde se ha utilizado el concepto en el proceso de planificación predial ganadera; investigadores, el agricultor y los agricultores vecinos validan en conjunto mejoras que permiten lograr y visualizar potenciales en sus sistemas productivos. En este sentido, la co-innovación puede ser definida como la interiorización de la novedad tecnológica por parte del agricultor, en base a su experiencia, el grupo y el trabajo técnico mediante la realización de experiencias en terreno que generan validaciones y por ende vínculos. Los resultados a su vez son expuestos por el agricultor a sus pares quienes validan u observan los resultados obtenidos en base a sus experiencias”, comenta Manuel Vial, ingeniero agrónomo de INIA a cargo del PDT.
Dentro de la primera etapa del proyecto se ha hecho un análisis del uso de mallas de protección (aluminizadas, fotoselectivas y sombreamiento) en superficie y laterales, mulch y mantas térmicas en cultivos de hortalizas, cuestión que ha dado resultados concretos.
“Hay eventos climáticos adversos como por ejemplo las altas temperaturas en época estival en la zona de Renaico y Angol o heladas en los valles de Cautín que limitan marcadamente el desarrollo adecuado de algunas hortalizas; el análisis inicial muestra que al utilizar mallas de protección en la rotación de hortalizas se producen tres efectos importantes: incremento en producción, calidad el producto y salir en un instante atractivo para su comercialización. Un aspecto relevante es lograr indicadores positivos de retorno de la inversión en las tecnologías, es decir que la tecnología se pague en el tiempo y exista rentabilidad positiva; como todo rubro hay riesgos e incertidumbres y muchos aspectos incontrolables propios de la actividad agrícola, aún así la proyección de utilización de estructuras de protección es atractiva para el agricultor” comenta Manuel Vial.
Los protagonistas del proyecto en Malleco
Ismael Contreras es del sector Itraque de la comuna de Angol, casado con Pilar Gallardo y quien en un espacio de media hectárea bajo invernadero produce cilantro, lechuga, perejil, tomate, poroto verde y pepino. Hace 3 años se dedica a la producción de zapallo, productos que vende en la feria de la comuna y entrega al supermercado Unimarc de la ciudad. “La experiencia con INIA fue novedosa, pues al usar malla en un cultivo de cilantro gané 15 días y vi cómo mejoró la calidad del producto. Ahora quiero probar en pleno verano, pues veo que la tecnología es viable y podría evitar algunos problemas que enfrentamos producto de las altas temperaturas que llegan a 36 grados y en la entrehilera a 40 grados, lo que estresa mucho al cultivo”, comenta.
Indica que si los resultados siguen buenos, le gustaría volver a la cadena de abastecimiento que fue instaurada en el Gobierno de Sebastian Piñera a través de Indap, donde se le dio mucho valor a los productos regionales y que se distribuyen a los supermercados.
Por su parte, Benigno Torres del sector Manzanares en Renaico es un productor de cilantro y lechuga, quien también forma parte del proyecto. “Yo utilicé mulch y malla de colores, lo que permitió cortar el viento y disminuir la radiación, lo que sirvió para que el producto no se quemara o subiera. Hubo poco aborto floral y eso es muy importante, pues cuando tenemos el problema no hay buena producción. Con mulch y sin mulch obtuve plantas vigorosas, lo que me indica que la tecnología utilizada a través de este proyecto de co innovación es adecuada, si bien no se ha hecho un análisis del potencial, no se perdió casi nada de lo plantado. Ahora probaremos con malla antiáfidos para ver cómo lo hacemos con la mosca blanca y la polilla del tomate”, aclara.
Los productos de este agricultor se venden al detalle en la feria de Angol, y apuesta por producir hortalizas que no se encuentran en verano para aumentar su rentabilidad. Su preocupación es la mano de obra, como él dice “hay harta pega y faltan manos”. “El trabajo con INIA ha sido importante, lo malo es que los proyectos son cortos. Como ex dirigente agrícola puedo decir que si no avanzamos en tecnología las empresas grandes nos comerán, tenemos que renovarnos tecnológicamente. Sería importante tener un Centro de prueba y transferencia de INIA en la zona para potenciar la agricultura de Malleco. Además, ser más articulados para formar verdaderas cooperativas, seguir el ejemplo de España”.
Finalmente Igor Durán del predio Campo Lindo en el sector Manzanares de Renaico valida el trabajo realizado por INIA. Partió como lechero y poco a poco se fue reconvirtiendo a las hortalizas. Actualmente produce lechuga crespa y cilantro. “Este proyecto con su modelo innovador me ha permitido manejar información relevante, consultar a los especialistas y también interactuar con otros. En cada reunión hay un mensaje y una idea atractiva que se puede aplicar de verdad en el campo. La tecnología de malla usada también permitió tener mejor producción. Pero habrá mayores resultados cuando finalice el proyecto”, dijo.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, dependiente del Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país.
Su misión es generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas a escala global, para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario. www.inia.cl
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