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INIA lidera estudios para mitigar efectos del cambio climático en viticultura  

En en el canal CNN la investigadora de INIA, Dra. Carolina Salazar, presentó soluciones de manejo agronómico que permitan, a corto plazo y bajo costo, mitigar los efectos del aumento de la temperatura en viñedos comerciales.

Santiago, mayo de 2019.-  “El cambio climático podría traer consecuencias importantes para la viticultura nacional. Cambios en la temperatura o la disponibilidad de agua, son factores cruciales para la producción vitícola en Chile. Este escenario que representa una amenaza para este rubro, puede ser considerado también como un desafío y una oportunidad para desarrollar una investigación asociada que permita enfrentar este problema a nivel local”. Así explicó la especialista en Fisiología de Frutales del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Carolina Salazar, el trabajo que realiza hace cinco años junto a un grupo de trabajo multidisciplinario de INIA, distribuido a lo largo de todo Chile, para dar respuestas a las interrogantes climáticas que se estaban planteando a nivel de campo.

Para desarrollar esta investigación, la primera etapa consistió en la recopilación de datos climáticos históricos, de al menos 40 estaciones climáticas, distribuidas en los diferentes valles vitivinícolas del país. “Entre las principales estimaciones se considera que al año existen más días con temperaturas sobre los 25° y 30°, en diferentes zonas vitícolas del país. Esto sumado a las proyecciones mundiales y nacionales sobre el incremento de temperatura, ratificaría los efectos del cambio climático podría tener sobre viticultura nacional. Por lo tanto, si no se hace nada al respecto puede que la agricultura se vea resentida y disminuya una actividad económica muy importante para el país”, especificó la investigadora de INIA La Platina.

En esa línea, la Dr. Salazar indicó que en la mayoría de las regiones productoras de vino, se han comenzado a observar fenómenos que alteran la madurez de la uvas. “Debido al incremento de la temperatura la concentración de azúcares tiende a ser cada vez mayor y la de antocianinas, responsables del color en las variedades de vid tinta, cada vez menor. Ese desacoplamiento entre azúcares y antocianinas podría afectar la calidad de las uvas y, por consecuencia del vino”, dijo.  Además, Salazar especificó que como la producción de uvas depende principalmente del clima, las variaciones en éste podrían alterar considerablemente las características propias de los valles vitivinícolas en nuestro país, pudiendo generar un desmedro en la competitividad del producto final.

En ese sentido, agregó la especialista, el trabajo del INIA busca aportar directrices a los productores, tanto en el norte, centro y sur del país, ya que con las condiciones climáticas actuales y futuras no permitirán seguir trabajando la viticultura de la misma forma que se hacía hace años atrás.

Para conseguirlo, los investigadores del grupo de Viticultura y Cambio Climático de INIA evaluaron, el efecto del incremento de la temperatura en el  campo, manteniendo la variabilidad natural, mediante un sistema de paneles de policarbonato en forma de embudo invertido. Este sistema permitió incrementar, hasta en un grado, la temperatura promedio en el periodo de crecimiento. La tecnología utilizada corresponde a una adaptación de lo realizado en el valle de Barossa en Australia y que ha sido replicado en diferentes partes del mundo.

“No se puede modificar el clima de manera muy importante, por eso hay que buscar nuevas tecnologías que permitan manejar las plantas y de este modo adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático. Es decir, adelantarse a la tendencia de aumento de las temperaturas y disminución de las precipitaciones”, señaló la especialista en Fisiología de Frutales de INIA.

Con los resultados obtenidos, el INIA se propuso buscar soluciones de manejo agronómico que permitan a corto plazo y con bajo costo, poder mitigar los efectos del aumento de la temperatura en viñedos comerciales. Una de ellas es la poda tardía, una técnica que podría desplazar los eventos fenológicos y la maduración para contrarrestar los efectos del aumento de la temperatura.

Vinos en la Patagonia chilena

El estudio de INIA también concluyó que las fronteras de producción se han modificado por el cambio climático. Prueba de ello, es la elaboración de vino que se lleva a cabo en la región de Aysén, en el extremo sur de Chile, donde los investigadores del proyecto lograron obtener un producto de excelente calidad denominado Keóken, que significa amanecer en lengua Tehuelche, y el cual fue producido con uvas Sauvignon Blanc en su versión de vino blanco y uvas Pinot Noir para vino tinto.

Dentro de las características distintivas de este vino -además de ser producido en la localidad de Chile Chico, en plena Patagonia- posee cualidades únicas  de sabor y aroma que están dadas por el clima particular de esta latitud del fin del mundo.

Esta etapa del proyecto de cambio climático y su producto final estuvo a cargo de la especialista en viticultura de INIA en la región del Maule, Marisol Reyes, quien actualmente está avanzando en la búsqueda de variedades que expresen mejor el potencial del terruño.

Acerca de INIA

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