INIA » Manuel Muñoz, nuevo jefe del Programa de Mejoramiento Genético de Papa de INIA: “Estamos desarrollando variedades para nuevo el escenario agroclimático y un mercado sofisticado y diverso”

Manuel Muñoz, nuevo jefe del Programa de Mejoramiento Genético de Papa de INIA: “Estamos desarrollando variedades para nuevo el escenario agroclimático y un mercado sofisticado y diverso”

¿Cómo serán las papas en el futuro? ¿Qué nuevos aportes ha hecho el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), la principal institución desarrolladora de nuevas variedades de papa de Chile vinculada al Ministerio de Agricultura y ¿qué impacto tendrá en los hábitos de consumo la pandemia del Coronavirus? Son sólo algunas de las interrogantes plateadas en esta entrevista.

El cambio climático ha obligado a generar variedades de papa que aprovechen mejor los nutrientes y el agua, que resistan el ataque de enfermedades para disminuir la utilización de agroquímicos y además el mercado está demandando alimentos sanos, de distintas formas, colores y con propiedades saludables ¿cómo el INIA se ha adaptado a estos desafíos?

El INIA ha estado consciente de este escenario desde hace bastante tiempo. Hay que pensar que una variedad demora entre 10 y 15 años en salir al mercado y nuestra institución ha generado 13 variedades en su historia, todas ellas con altos rendimientos y cada vez menos demandantes de insumos y en lo posible resistentes a enfermedades, respondiendo a su vez a las demandas del mercado, lo que significa que en esta labor el INIA ha debido anticiparse y mirar hacia el futuro en el mediano y largo plazo.

¿Qué nuevas variedades ha desarrollado el INIA en el último tiempo?

Las últimas son Patagonia-INIA liberada el año 2009 y hoy la variedad de INIA comercialmente más utilizada por los productores para el mercado de papa para consumo fresco. Puyehue-INIA, también para consumo fresco, fue liberada el año 2011, mientras que Rayún-INIA y Kuyén-INIA, que son especiales para papa frita en chips y bastones, respectivamente, fueron liberadas el año 2015. El año 2019 se registraron las variedades Porvenir y Yaike. Las dos últimas variedades (ya no llevan el sufijo -INIA en su nombre por disposición institucional) se caracterizan por tener altos rendimientos en condiciones de riego y secano con altos índices de tolerancia al déficit hídrico (en respuesta al cambio climático). Porvenir produce un tubérculo de muy buen aspecto, de muy buena piel y características de sabor y cocción, especial para el mercado en fresco. Yaike posee resistencia al virus Y de la papa. Este virus es un problema serio para la producción de papa hoy en día. Con estas variedades INIA da respuesta a los desafíos del cambio climático y la propagación de enfermedades.

¿En qué se está trabajando actualmente?

Actualmente se trabaja en desarrollar variedades de papa que satisfagan los requerimientos de los agricultores y consumidores considerando el nuevo escenario agroclimático y la demanda de un mercado sofisticado y diverso.

Estamos trabajando en dos grandes líneas. Una de ellas se enfoca en desarrollar variedades con características de eficiencia productiva y alto rendimiento para el mercado masivo en fresco. Siempre un mejorador debe tener presente que la tendencia mundial es a reducir la superficie agrícola en el mundo y cada vez menos gente trabaja en el campo, pero por otro lado la población y la demanda por alimentos aumenta, por lo que siempre estará el desafío de producir de manera más eficiente, con menos terreno y menos recurso humano. De igual forma, las crisis sociales como las que vivimos el 2019 y las emergencias mundiales como las que estamos viviendo por la expansión del Coronavirus, nos recuerdan que siempre es importante asegurar la alimentación de todos, como también mantener la soberanía alimentaria, especialmente cuando las fronteras se restringen y el país debe ser capaz de abastecerse. Por ello, el liberar variedades de alto rendimiento, que aumenten la eficiencia productiva será un desafío permanente y una necesidad constante de la humanidad. Actualmente se trabaja en variedades más precoces (con períodos más cortos de cultivo), mejor adaptadas al déficit hídrico y con mejor resistencia a enfermedades, de manera de producir más con menos recursos y de una forma más amigable con el ambiente (menor costo, menor huella de agua, menor huella de carbono, menor uso de pesticidas). Adicional a esto, se busca variedades que produzcan tubérculos de buen aspecto y forma porque el consumidor es exigente y compra las papas mejor conformadas, de bonita piel y sin defectos.

Otra línea de trabajo se orienta a desarrollar variedades de colores y formas novedosas para el mercado gourmet y mercados de nicho. Este tipo de material no apunta a alimentar en forma masiva a la población sino que, a la diversificación del uso del recurso papa, al valor agregado y a satisfacer las necesidades de un consumidor que busca novedad, salud y nuevas experiencias de consumo.

¿Qué otras innovaciones hay en el rubro?

Desde hace algunos años la venta de papas ha estado explorando nuevas formas de agregación de valor. Hoy en los supermercados chilenos las papas se venden calibradas, lavadas y en una bolsa que indica el nombre de la variedad. Al indicarse el nombre de la variedad, aquellos consumidores que disfrutan o prefieren cocinar un tipo de papa determinado se aseguran de que están comprando la papa que les gusta. Lamentablemente son pocas las variedades que se venden en este formato. Se ha desarrollado el mercado de las papas baby (que antes se descartaban como papas chancheras), entre otras innovaciones para el mercado gourmet. Se venden cada vez más papas de colores y papas nativas como el caso de empresas que comercializan snacks de papas nativas solas o en combinación con hojuelas de otros tubérculos y raíces.

En otros países, especialmente en Europa, uno puede encontrar en el comercio productos de papa distintos, como papas listas para microondas, papas con sello orgánico, papas de colores, papas con condimentos y muchas formas de valor agregado.

Desde el punto de vista productivo, la tendencia va hacia la mecanización para abarcar mayores superficies y la incorporación cada vez más frecuente del riego para asegurar la producción y aumentar los rendimientos. De igual forma, la infraestructura de almacenaje y la capacidad de frío ha aumentado. Debido al avance de las plagas y enfermedades siempre se están probando nuevos productos más eficientes y estrategias de manejo integrado para controlar estos problemas. Herramientas de toma decisiones son cada vez más extendidas, como el uso del sistema de alerta al tizón tardío (desarrollado por INIA) para hacer más racional y eficiente el uso de recursos. Los productores de semilla han debido explorar nuevas herramientas como el uso de aceites, paquetes de manejo sanitario más estrictos y el uso de coberturas vegetales y cultivos trampa para controlar la dispersión de virus transmitidos por áfidos.

¿Cómo funciona el mejoramiento genético de papa y qué diferencias tiene con la transgenia?

El mejoramiento genético se basa en la exploración de la variabilidad genética de una especie para seleccionar los mejores individuos con características superiores, útiles para el ser humano y la sociedad. Es frecuente que en los programas de mejoramiento genético se genere variabilidad genética usando la reproducción sexual de las plantas, de forma similar a como sucede en la naturaleza, pero controlando los progenitores (padres y madres) y estudiando y seleccionando cuidadosamente las progenies (descendientes). Como las características heredables de los seres vivos están codificadas por genes, se habla de “mejoramiento genético” porque en realidad se están seleccionando los individuos con los mejores genes para un objetivo dado. Estos individuos mejores se reproducen para constituir variedades o cultivares en el caso de las plantas. Por ejemplo, las variedades de papa Desirée, Rodeo, Patagonia-INIA fueron conseguidas por estos procedimientos. El mejoramiento genético se viene desarrollando de manera científica desde principios del siglo XX y sus procesos se sofistican con la incorporación de conocimientos y herramientas de análisis.

Por el contrario, la transgenia es una técnica que permite “introducir” genes mediante procedimientos de laboratorio a un organismo, con la finalidad de incorporar una característica de interés, sobrepasando las barreras que suele imponer la naturaleza, o bien, acelerando los procesos para obtener individuos con nuevas combinaciones de características de interés. Estos genes pueden provenir incluso de otras especies distintas a la que se está intentando mejorar, pueden ser genes animales o vegetales. Hoy en día la legislación chilena sólo permite utilizar esta técnica con fines experimentales y no es posible producir cultivares transgénicos para consumo en el mercado interno. En otros países, como Estados Unidos, el cultivo comercial de organismos transgénicos es permitido, pero con fuertes y estrictas regulaciones y estudios caso a caso para asegurar su inocuidad biológica o ecológica. Es necesario señalar que la transgenia podría ser un método complementario para acelerar o hacer más eficiente el mejoramiento genético, pero no constituye mejoramiento per se.

¿Cómo ve el futuro?

Esta pregunta era más obvia hasta hace unos meses. La tendencia era satisfacer un mercado más competitivo, sofisticado y diverso, que obligaba al mejoramiento genético a preocuparse de los atributos de calidad, de la utilidad de la materia prima para la elaboración de nuevos productos con valor agregado que aumenten las opciones de los agricultores, así como de la industria y la cadena de comercialización. También del deseo de los consumidores de satisfacer necesidades específicas como una mejor nutrición, salud y de elegir alimentos que sean producidos en armonía con el ambiente y bajo condiciones de comercio justo. Sin embargo, hoy la respuesta a esa pregunta se torna más compleja. Estamos viviendo períodos difíciles como país y como planeta. Las demandas sociales, la crisis ambiental por el cambio climático y la dispersión de un virus que parece poner en jaque a este mundo globalizado, con gente que viaja, con mercados dinámicos con gran intercambio de productos y servicios, podrían modificar las demandas de la sociedad en torno a los objetivos de producción y mejoramiento genético de los cultivos y de la papa. Tal vez en unos meses más el mundo será distinto al que conocemos, quizás volvamos a preocuparnos más de nuestras necesidades básicas de alimentación y a modificar nuestros hábitos o tal vez simplemente superaremos esta crisis sin modificar demasiado nuestras vidas. Eso aún está por verse.

De todas formas la papa es un alimento denso, rico en almidón, cuya función principal es ser fuente de energía y es base de la alimentación mundial, junto al trigo, el arroz y el maíz. Por ello siempre se debe pensar en producirlo con más eficiencia, en cantidad y calidad. De igual forma, la población, los consumidores, tienen mucho que decir y se debe estar atento a las tendencias del mercado y las necesidades de la gente.

¿Cómo ha avanzado el uso de papas de colores para la elaboración de colorantes naturales? 

INIA desarrolla un proyecto con apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) destinado al uso de papas de colores para la elaboración de colorantes naturales. Este proyecto es dirigido por la Dra. María Teresa Pino de INIA La Platina, con la participación de investigadores como la Dra. Cristina Vergara y en asociación con empresas y universidades. Nosotros en INIA Remehue, como Programa de Mejoramiento Genético, hemos realizado los cruzamientos y selecciones para obtener papas con pulpas de colores rojos y morados muy intensos. En INIA La Platina se están realizando evaluaciones de los pigmentos que presentan esas papas, su punto de color, tipos de pigmentos y formas de procesamiento. Es un proyecto muy interesante que tiene grandes perspectivas y abre un nuevo nicho para la utilización de la papa.

¿Qué perspectivas ves para las papas nativas y las papas de colores?

Las papas nativas son una importante opción para los productores del sur de Chile. Principalmente en Chiloé, pero también he visto que existen muchos agricultores que cultivan estas papas desde la Araucanía al sur. En el norte también hay iniciativas de rescate de papas nativas del altiplano andino. Las papas nativas, con sus formas y colores otorgan variedad a la mesa, novedad, compuestos saludables (los pigmentos son altos en antioxidantes) y oportunidades de agregación de valor en la industria. Significan nuevas experiencias de consumo y una producción ligada a lo patrimonial, al agroturismo y la riqueza cultural de los territorios, cuestiones que también pueden ser puestas en valor en torno a la papa nativa. El desarrollo a gran escala de las papas nativas dependerá de la capacidad de producir semilla de calidad que permita sostener producciones importantes. En el rubro papa, la calidad de la semilla tiene un impacto brutal en el rendimiento, la calidad y la estabilidad de la producción. El desarrollo de productos con valor agregado requiere, uniformidad, estabilidad y el aseguramiento de estándares de calidad y, para sostener aquello, la calidad y disponibilidad de semilla para un cultivo exitoso es fundamental.

Una lógica similar es para las papas de colores. (No siempre las papas de colores son nativas, existen muchas variedades mejoradas extranjeras con pulpas de colores). El mercado de las papas de colores va más hacia lo gourmet, la salud o los usos industriales como el proyecto señalado anteriormente. Las papas de colores pueden hacer más entretenida y saludable la comida.

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la población, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.

INIA, más de 55 años liderando el desarrollo agroalimentario sostenible de Chile.
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Contacto de Prensa: Luis Opazo, Periodista M.C.E. Encargado de Comunicaciones de INIA Remehue. Cel. +56997005745 e-mail: lopazo@inia.cl