KALE: Una hortaliza rica en antioxidantes y vitaminas
Gracias a un programa ejecutado en La Araucanía por INIA Carillanca y financiado por el Gobierno Regional, esta nueva especie se está introduciendo en siete comunas de la región
El Kale es una especie de la familia Brassicaceae, al igual que los rábanos, repollos y otras hortalizas. Es una planta bianual como un repollo que alcanza entre los 30 y 100 cm de altura. Ha sido cultivada por más de 2 mil años en Europa, siendo la hortaliza verde más consumida hasta la Edad Media, cuando los repollos se hicieron más populares. Históricamente ha sido de mayor importancia en regiones frías debido a su resistencia a heladas y en la actualidad es una hortaliza globalmente cultivada en un amplio rango de latitudes, pero principalmente en el norte y centro de Europa, como también en Norteamérica. Una hortaliza que ha ido cobrando interés en La Araucanía, gracias a las nuevas especies que el Centro de Investigación INIA Carillanca está introduciendo en el contexto del Programa GORE INIA “Mejoramiento de la competitividad del rubro hortícola en La Araucanía, con el propósito de transformar a la región en el proveedor de hortalizas para la zona sur y de exportación”, y que se extiende a las comunas de Angol, Renaico, Temuco, Vilcún, Freire, Chol Chol y Padre Las Casas.
El interés de establecerla en distintas comunas de la región, tiene que ver principalmente por su alto potencial de antioxidantes, vitaminas y otras propiedades que presenta para la salud humana, además destaca por ser una planta robusta que puede tolerar temperaturas frías bajo punto de congelamiento. “Actualmente, variedades mejoradas genéticamente e híbridos dominan el mercado de esta especie, pero muchos cultivares tradicionales han sido estudiados para identificar su potencial en resistencia a enfermedades, caracteres agronómicos específicos y cualidades sensoriales, o fitoquímicos beneficiosos para la salud humana, tales como glucosinolatos, flavonoides, carotenoides, agliconas, kaempferol y quercetina Además, su follaje es rico en nutrientes y otros compuestos bioactivos como vitaminas, minerales y compuestos fenólicos”, comentó Gabriel Saavedra, especialista en hortalizas y encargado del programa en INIA Carillanca.
Por su parte la Ing. Agrónomo de INIA Carillanca Maritza Bastias aclara que el Kale es una especie poco difundida en el país, pues solo es cultivada con fines de procesamiento en la zona central por una o dos compañías que exportan como jugo o concentrado. La producción ha estado concentrada en la zona central del país, sin embargo, esta especie por sus características de crecimiento en zonas frías de Europa podría tener un potencial como hortaliza fresca en otoño – invierno en algunas zonas del sur de Chile. “Este es un cultivo con mejor comportamiento invernal, es recomendable cultivar entre abril y junio, aunque s plantaciones tempranas tienen mejor comportamiento en rendimiento y calidad de hojas, principalmente debido a que el cultivo experimenta mejor acumulación térmica y radiación solar. La producción temprana también permite tener un cultivo más maduro durante el invierno, lo que podría significar un producto de mejor calidad. La cosecha se inicia a partir de julio, en forma escalonada” actualmente se encuentra además en evaluación el comportamiento de la especie en cinco zonas agroecológicas en época otoño invierno y primavera-verano, teniéndose a la fecha evaluaciones preliminares de variaciones en su desarrollo y producción, comenta la experta.
El órgano de consumo del kale es la hoja fresca tierna, la cual puede ser consumida directamente como ensalada fresca, cocinada en guisos o procesada agroindustrialmente convirtiendo la materia prima en jugo concentrado. Es considerado una de las hortalizas más sanas, nutritiva y además desconocida. Es muy rico en vitaminas C, K y A, además de contener altos niveles de fierro y calcio, tiene un nivel elevado de antioxidantes. Tiene 50 Kcal y 2g de fibra dietética por 100g de hojas crudas. Fructosa, glucosa y sacarosa son los principales azúcares solubles que contiene la hoja de kale, pero también contiene ácidos orgánicos como lo son cítrico y málico. En cuanto a los ácidos grasos, los más abundantes son el insaturado α-linolenico, los saturados ácido palmítico y behénico Cabe indicar que los ácidos linoleico y α-linolenico son esenciales para la dieta humana porque no pueden ser sintetizados por humanos, así las hojas de kale contienen estos ácidos en casi 66% del total de ácidos grasos y podrían satisfacer parte de los requerimientos de omega-3 de la dieta humana. Por otro lado, las hojas de kale son ricas en calcio, potasio y fierro”, acota Saavedra
El kale es una planta que además de contener altos niveles de elementos nutricionales es rica en antioxidantes beneficiosos para la salud humana. Estos antioxidantes están compuestos por diferentes vitaminas (C, E, carotenos, tocoferoles, otros), compuestos fenólicos (flavonoides, antocianinas, otros.) y glucosinolatos, los cuales han sido asociados a la disminución del riesgo de contraer una serie de enfermedades crónicas como artereoesclerosis y cáncer . “Entre las hortalizas de consumo fresco, el kale tiene uno de los mayores contenidos de compuesto fenólicos totales, siendo duplicado solamente por la espinaca, pero tiene 1,5 veces más que la chalota y 3,5 veces que el repollo. Los compuestos fenólicos, especialmente, los flavonoles tienen diferentes actividades biológicas, siendo la más importante la actividad antioxidante. Respecto a vitaminas, también destaca con aquellas solubles en agua como la C y liposolubles como la E y los carotenoides. Algunas investigaciones indican que el kale contiene mayor cantidad de α-tocoferol que brócoli y repollo de Bruselas, siendo junto al brócoli la mejor fuente de vitamina E, importantes elementos en la defensa contra el estrés oxidativo, protegiendo las células y previniendo enfermedades crónicas”, puntualiza Saavedra.
Valiosos antecedentes sobre esta hortaliza, cuyo consumo es recomendable por su bajo aporte calórico y fuente importante de calcio, hierro, vitaminas C y K, que vienen a contribuir a una alimentación saludable.
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