Dos tipos de frecuencia de riego en uva de mesa
La mayor parte del área de producción de uva de mesa, se localiza en clima semiárido, donde es indispensable utilizar riego. Si no se riega en los primeros días, el suelo puede utilizar el agua almacenada en el suelo. Al existir un déficit de humedad, el crecimiento de la vid se ve disminuido en forma significativa. A la vez, con un exceso de agua en la zona radicular durante el crecimiento, puede producir problemas de aireación.
En general, la cantidad de agua que absorbe la vid a lo largo de la temporada de crecimiento es muy variable, dependiendo del clima y de factores propios del cultivo tales como: desarrollo y porcentaje de cobertura del suelo.
El suelo influye en el manejo del riego tanto por el agua que es capaz de almacenar como el contenido de aire que presenta en sus poros. La frecuencia de riego que se utiliza es importante para mantener un adecuado contenido de agua y aire en el suelo.
Es importante definir en forma adecuada la frecuencia del riego. Esta depende de la retención de agua del suelo o agua disponible total y de la macroporosidad que presente. De acuerdo a ello es que existen suelos con diferentes retenciones de humedad:
Suelos con baja retención de humedad. En un suelo con baja retención de humedad y alta macroporosidad (arenoso o franco arenoso), es probable que se deba utilizar riego frecuente (en forma diaria).
Suelos con alta retención de humedad. En un suelo de alta retención de agua y baja macroporosidad (suelo franco arcilloso o arcilloso), se debe utilizar riego poco frecuente (con distanciamiento entre dos a cuatro días).
En todos los casos es conveniente incorporar al manejo del riego el uso de sensores de humedad que ayudan a definir la adecuada frecuencia y profundidad de riego en diferentes situaciones de suelo y demanda.
Gabriel Sellés van Sch.
Ing. Agrónomo. Dr.
INIA La Platina
Raúl Ferreyra E.
Ing. Agrónomo. M. Sc.
INIA La Cruz
Marisol González Y.
Ing. Agrónomo. M. Phil.
INIA La Platina