Anfibios, los desconocidos habitantes que esconden las turberas de Magallanes
Por Analía Vázquez, La Prensa Austral
Unos ojos desproporcionadamente grandes observan, mientras el cuerpo paralizado parece estar atento para escapar en cualquier momento.
Nadie que no conozca la inmensa biodiversidad de las turberas podría siquiera imaginar que estos pequeños animales tiene en ellas su hábitat.
De colores hermosos y sin par, son los anfibios que son parte de la inmensa gama de animales y especies vegetales que viven y se reproducen en las turberas magallánicas. De hecho, existen cuatro especies que viven y se reproducen en estos ecosistemas silenciosos y fríos. Coloquialmente se los ha llamado turba o pantanos, sin embargo estos humedales denominados turberas esconden una biodiversidad asombrosa cuyas funciones son vitales para el equilibrio ecológico. Conservan agua y son los sumideros más eficientes para la retención de carbono y, en su interior, viven miles de especies que pocos imaginan.
Estos y otros conocimientos están contenidos en el nuevo libro desarrollado por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Inia) sobre “Funciones y servicios ecosistémicos de las turberas en Magallanes”. Una obra destinada a un público variado que en sus 334 páginas y sus más de 200 fotografías reflejan la complejidad, los principales atributos y la belleza de los ecosistemas.
Con fondos del gobierno regional se ha hecho una importante investigación de cuatro años en la que intervinieron 22 investigadores de 7 universidades y 5 centros de investigación nacional e internacional. Elbotánico Erwin Domínguez y la geógrafa Débora Vega fueron los editores que trabajaron arduamente con el fin de dar a conocer cuáles son las funciones y servicios de las turberas, entender qué son, cuál es su origen, cómo ha sido su evolución en el tiempo y cuáles son los elementos biológicos que las integran así como también comprender cuál es su aporte en la mitigación del cambio climático.
“Este libro es una ventana que se abre para entender y comprender los paisajes naturales de la región, la importancia de la conservación y restauración de la biodiversidad. Trata de ser un puente conciliador entre los elementos duros de la ciencia y la historia natural de las turberas explicada de manera amena y asequible al público en general”, explica Erwin Domínguez.
Las turberas los sumideros de
Carbono más eficientes del planeta
Julie Loisel del departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra, Universidad Lehigh, dedica un capítulo entero del libro a las turberas como sumideros de carbono. Y explica que, de todos los ecosistemas terrestres, las turberas son sin duda el más eficiente en el secuestro de carbono (C). Aunque sólo cubren 4 millones de kilómetros cuadrados o el 3 por ciento de la superficie terrestre mundial, las turberas han acumulado cerca de 600 billones de toneladas de carbono en los últimos 12.000 años, equivalentes al 30% de la reserva de carbono orgánico del suelo mundial. En la Patagonia Austral, la zona de turberas es estimada en 45.000 kilómetros cuadrados, equivalente al 1-2 por ciento de las turberas del mundo.
Las turberas en todo el mundo han desempeñado un papel importante y dinámico en el ciclo mundial del carbono. Estos ecosistemas son importantes fuentes de metano (CH4) para la atmósfera, así como importantes sumideros de dióxido de carbono (CO2). La dinámica de corto y largo plazo de los flujos de gas de efecto invernadero de las turberas está vinculada principalmente a condiciones climáticas a corto y largo plazo, la hidrología de las turberas y las comunidades de vegetación que, a su vez, influyen en la tasa de acumulación de turba.
En Chile, las turberas como formación vegetacional están representadas entre la Región de Los Ríos y la Región de Magallanes, en especial en sectores precordilleranos en ambas vertientes de la Cordillera de los Andes. Estas se desarrollan de preferencia en sustratos con drenaje deficiente como depresiones intermorrénicas con arcillas o material morrénico con arcillas encerrados entre arcos morrénicos.
Curiosidades de una especie
que pocos conocen en esta región
Juan Carlos Ortiz, del departamento de Zoología, Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción, es el autor del capítulo dedicado a los anfibios de las turberas del extremo austral de Chile.
Ortiz explica que este tipo de ambientes húmedos es un hábitat propicio para el desarrollo de los anfibios, ya que éstos dependen para su reproducción y estados larvarios de la presencia de agua. Ambas regiones han estado expuestas a la acción de las glaciaciones hasta no hace mucho tiempo, por lo que el desarrollo de las turberas es de una edad reciente, hace aproximadamente 10.000 años, y, por lo tanto, su colonización por especies de anfibios es relativamente de corta data.
La presencia de los anfibios en un ecosistema se considera como un excelente bioindicador de la calidad ecológica que éstos presentan, por lo que la declinación de sus poblaciones e incluso de sus especies es un reflejo de la pérdida de hábitats. Por otra parte, los anfibios se han considerado como elementos importantes en los ecosistemas, dado a que son integrantes fundamentales de las cadenas tróficas.
Nannophryne variegata Günther, sapito de tres rayas amarillas, es la especie de anfibios característica de las turberas del sur de Chile, donde es siempre muy abundante. Se encuentra prácticamente en todos los tipos de turberas, sean éstas de Sphagnum o graminoides, arboladas o de otro tipo. La reproducción se realiza en las pozas que quedan entre los cojines de Sphagnum o entre pozones presentes sobre sustratos rocosos rodeados por esta vegetación.
Las puestas que son colocadas en estos ambientes da, posteriormente, origen a fines de primavera y comienzos de verano a una gran cantidad de larvas negras y pequeñas, de las cuales finalmente surgirán los estados postmetamórficos. Las larvas que muerden son consumidas por insectos acuáticos que conviven con ellas (Coleoptera: Dystisciadae y Heteroptera: Pentatomidae).
Batrachyla antartandica, rana jaspeada, auque habita otros tipos de ambientes, se encuentra de preferencia en turberas graminiformes de Ciperáceas y Juncáceas, en zonas más o menos planas anegadas y en turberas arboladas con Pilgerodendron uviferum, y Nothofagus betuloides. En este tipo de hábitat, es fácil escuchar a los machos durante el períodos reproductivo por su canto que asemeja el choque de dos piedras.
Chaltemobatrachus aff grandisonae es una especie que se ha encontrado en turberas graminiformes y pulvinadas en cercanías de paredes rocosas tapizadas de Donatia y Astenia, donde también se ubican pozones con larvas entre las gramíneas con turba. Se diferencia de Ch. Grandisonae sensu strictu, en que ésta sólo se le ha encontrado bajo troncos en bosque de nothofagus y sus larvas en aguas lenticas.
Pleurodema bufoninum, sapo de cuatro ojos grandes, finalmente es una especie característica de la estepa patagónica y sólo llega a sectores ecotonales de zonas húmedas, como es el caso excepcional de encontrarse en una turbera de Sphagnum magellanicum, sector llamado Turbera El sapo, la cual se encuentra rodeada por bosque patagónico subantártico de betuloides. A esta especie le bastan pequeños espejos de agua para reproducirse, incluso en áreas antropizadas.
Conservación
Las categorías de conservación en las cuales se encuentran consideradas las cuatro especies encontradas en las turberas de Aysén y Magallanes no son preocupantes por el momento.
Casi Amenazada (Pleurodema bufoninum):
Habiendo sido evaluada, esta especie no satisface actualmente los criterios para las categorías En Peligro Crítico, En Peligro o Vulnerable; pero está próxima a satisfacer los criterios de estas últimas categorías, o posiblemente los satisfaga, en el futuro cercano. Sin embargo, por preferir fundamentalmente el ambiente de estepa más que el de turbera es posible que esta especie conserve esta categoría por largo tiempo y quizás estudios futuros la lleven a la categoría de Preocupación Menor.
Preocupación Menor (Nannophryne variegata, Batrachyla antartandica):
Se incluyen en esta categoríaa especies abundantes y de amplia distribución y que, por lo tanto, pueden ser identificadas como de Preocupación Menor. Es la categoría de menor riesgo.
Datos Deficientes (Chaltenobatrachus grandisonae):
Esta no corresponde realmente a una categoría de conservación. Se aplica a especies que no pueden ser clasificadas en alguna categoría de conservación porque falta información.
Estas cuatro especies que se distribuyen en el piso del hábitat de turberas no presentan categorías de conservación precaria ya que esta formación vegetacional se encuentra muy bien representada en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE), alcanzando su protección entre un 50% a 70% de su superficie. A esto se debe agregar que aún la lejanía y la poca accesibilidad a esto hábitats permiten que no exista una fuerte presión antrópica sobre éstos. Sin embargo, en las zonas más cercanas al desarrollo urbano o antrópico y que no se encuentran en el SNASPE, la extracción de la turba de Sphagnum está poniendo en peligro las especies que viven ligadas a ella.
Consulta: ¿Es posible adquirir un ejemplar de este Libro? Estoy muy interesada y gratamente sorprendida por el trabajo y publicación de esta noticia. Es una excelente noticia saber que el Gobierno Regional financie una obra de esta naturaleza, para incentivar el cuidado de los ecosistemas que nos entregan tremendos servicios y a la vez son patrimonio de nuestra Biodiversidad.
Consulta: quisiera saber como se puede obtener el libro mencionado en este articulo, me llama mucho la atención la información que contiene.
desde ya muchas gracias