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Congreso de Fitopatología 2017 marcó un hito para la especialidad en el plano nacional y latinoamericano

Científicos advirtieron respecto del incremento de enfermedades en cultivos agrícolas para los próximos años. Actividad organizada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, y por las Facultades de Agronomía y Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, agrupó al XXV Congreso de la Sociedad Chilena de Fitopatología, al XIX Congreso Latinoamericano de Fitopatología y a la LVII Reunión de la División Caribe de la American Phytopathology Society.

Nueve charlas magistrales, y 236 presentaciones orales y pósters se presentaron en congreso que reunión a fitopatólogos de América Latina y el Caribe.

Entendida como la ciencia que estudia las enfermedades de las plantas, la fitopatología adquiere cada vez más relevancia e incide, directa o indirectamente, en toda la sociedad. La elección de qué vegetales comer está condicionada a la disponibilidad de estos alimentos, y de la sobrevivencia que tengan a un creciente número de patologías que las afectan.

En ese contexto, 273 investigadores y estudiantes de toda América Latina se reunieron en las Termas de Chillán, para tratar aspectos que afectan el futuro de la alimentación de nuestros países. El cambio climático, la presencia de cultivos intensivos, y la internación irregular de especies vegetales desde otros países, figura entre las principales causas de este incremento.

Andrés France, fitopatólogo de INIA Quilamapu y presidente del Comité Organizador.

“Este Congreso alcanzó varios hitos para el país“, sostuvo el investigador de INIA Quilamapu, Andrés France, presidente del comité organizador. Fue la primera vez que en Chile se reunían tres asociaciones de fitopatología, dos de ellas internacionales.”

France indicó que se batieron varios récords, ya que por primera vez en esta disciplina se congregaba a tanta gente, de 12 países participantes y con 236 trabajos de investigación presentados, todo lo cual representa un hito para la fitopatología chilena y latinoamericana.

El fitopatólogo también resaltó la presencia de nueve expositores “todos líderes mundiales en sus temas y que contribuyeron a actualizar nuestros conocimientos y a difundir tecnología de punta”.

Entre los temas presentados, Andrés France destacó el presentado por  la investigadora del CABI en Brasil, Yelitza Colmenares, quien se refirió a las patologías o enfermedades que en poco tiempo más empezarán a afectar los cultivos, información que permite prepararse con tiempo de lo que pueda venir.

El investigador tunesino de Cimmyt, Amor Yahyaoui, expuso los «Avances en mejoramiento genético para resistencia a enfermedades».

– ¿Y qué puede venir?

– Aunque no existe la seguridad de que así vaya a ser hemos visto que las enfermedades causadas por virus y por bacterias han tenido una mayor presión de ingreso y de diseminación. Con ellas se presenta el peligro de causar severos daños, con lo difícil que resulta controlar enfermedades bacterianas y virales. La complejidad de esto es que afectaría a los más diversos cultivos, como los frutales, cultivos anuales, ornamentales, forestales, etc. Entonces se transforma en una situación cada vez más compleja el manejo de la sanidad para Latinoamérica y en particular para Chile.

Yelitza Colmenares de CABI, Brasil, advirtió respecto del aumento de enfermedades en los cultivos.

– ¿Qué factores inciden en ello?

– Uno de esos factores es el climático. El que haga más calor, favorece la presencia de enfermedades policíclicas; es decir, mientras más calor, las enfermedades alcanzan más ciclos en una misma temporada. Asimismo, hay bacterias y virus que muchas veces son transmitidos por insectos, y los insectos han aumentado en número producto de mayores temperaturas, lo que favorece la diseminación de plagas y enfermedades. Entonces, en los próximos años vamos a seguir teniendo cada vez más problemas sanitarios en los cultivos. Necesariamente tenemos que adelantarnos a esos problemas. Lo mismo pasa con la presencia de lluvias, avanzada ya la primavera. Estas condiciones, de lluvia y sol similares a las del trópico, generan las condiciones ideales para la presencia de enfermedades fungosas y bacterianas. Precisamente este tipo de temas fue abordado en el Congreso. Se presentaron muchos trabajos en distintos cultivos que planteaban el problema, pero también la solución a ellos. Y las soluciones presentadas son muy diversas. Van desde el mejoramiento genético (desarrollo de variedades más resistentes a plagas y enfermedades), uso de herramientas novedosas como la biología molecular, hasta las más tradicionales como el uso de los fungicidas, el desarrollo de nuevos biopesticidas y prácticas culturales.

Cantidad de enfermedades se incrementará

«Chile necesita de mayor cantidad de fitopatólogos, no sólo para tratar los problemas que ya hay, sino que para hacer frente a los que vienen que van a ser mucho peores. Necesitamos que la disciplina se fortalezca, lo que se logra con la mayor oferta de puestos de trabajo en las universidad y organismos de investigación como el INIA. Somos muy pocos fitopatólogos para tantos problemas y tan complejos», recalca el investigador.

– ¿Qué tan complejo se ve el futuro de las enfermedades en los cultivos?

– Debe entenderse que todos los días existe el potencial necesario para el ingreso de una nueva enfermedad al país. Las más graves son las que provienen de otras latitudes y son incorporadas a través de la introducción irregular de frutas y/o material vegetal de manera consciente o inconsciente. Cualquier patógeno introducido encuentra, hoy, el ambiente propicio en nuestro país y se desarrolla y disemina rápidamente. Pero también existen los cambios espontáneos, las mutaciones de patógenos presentes que se vuelven más virulentos, más agresivos o que se adaptan a un nuevo huésped y para ello no estamos preparados.

– ¿Existen cultivos más vulnerables?

– Por principio, todas las especies vegetales son susceptibles de tener más de una enfermedad. Existe la tendencia de que las especies más silvestres se defiendan mejor. Pero eso cambia cuando metemos agronomía; sin embargo, necesitamos de la agronomía para poder alimentar a una población creciente. Entonces, el fertilizar, el regar, el establecer en el campo una sola variedad en grandes superficies no es normal. Al patógeno le resulta fácil moverse de una planta a otra dentro de una siembra, donde todas las plantas son homogéneas, todas sobrefertilizadas y con tendencia a ser más suculentas. Desde el punto de vista silvestre ello no ocurre. En la naturaleza las especies no están todas juntas, hay una diversidad que las rodea, lo que dificulta la movilidad de los patógenos. Hoy tenemos plantas que estamos adaptando al cultivo agronómico como la murtilla, el maqui, el calafate. En su ambiente natural se ven muy sanas, pero cuando se empiezan a cultivar, regar, fertilizar y podar, se inicia el ingreso de enfermedades.

Huellas en la historia

– ¿Existe una amenazada para la disponibilidad de alimentos?

– En el corto plazo no debiera existir. El mundo tiene muchos mecanismos para solucionar problemas puntuales de ataque de enfermedades. Sin embargo, a lo largo de la historia ha habido ataques formidables de patógenos que han exterminado cultivos, como el del hongo denominado roya que arrasó con el cultivo de la papa en Irlanda, dando paso a una gran hambruna entre 1845 y 1849, ocasionando la muerte de 1 millón y medio de personas y el desplazamiento de otro tanto a diversos países; la presencia del hongo denominado “mancha parda” que en 1942 asoló en Bangladesh el cultivo del arroz y generó la muerte por inanición de 2 millones de personas.

– Pero eso ya no se repite…

– Bueno, hoy tenemos más conocimiento, por lo que estamos mejor preparados, pero no hemos solucionado el problema.

– ¿Por la presencia de más microorganismos?

– Por la mayor presencia de patógenos. Es curioso que la tasa de extinción de microorganismos es mucho mayor que la de animales superiores o plantas; sin embargo, de los patógenos no se ha extinguido ninguno. ¡Todo lo contrario! Mientras más mal los tratamos, vuelven a aparecer y con razas aún más fuertes, más resistentes. Hemos ido seleccionando para peor. Eso significa que el problema de las enfermedades lo vamos a seguir teniendo presentes mientras exista la humanidad.

– ¿Cómo controlarlas?

– Tenemos que convivir con los patógenos, lo que significa la necesidad de estar mejor preparados. Ello requiere, necesariamente, más inversión en este tipo de ciencia, ya que es la única alternativa que tenemos para solucionar este tipo de enfermedades que puede generar falta de alimento y pérdidas de mercado. En Chile, una enfermedad que afecte la fruta, amenaza de inmediato todo el potencial de exportación de una especie, por lo que el país debe invertir para conocer más las patologías y estar más protegidos y entregar soluciones que sean lo más amigable posibles con el medio ambiente. Para ello se requiere de más integración y para eso son estos congresos. Mientras más nos integramos y más aprendemos de la experiencia de otros países, más fácil va a ser encontrar la solución.

Relación con “Las Brujas de Salem”

Salem es una ciudad en Estados Unidos, del  estado de Massachusetts, que se hizo conocida en 1692 por ser la “ciudad de las brujas”. Coincide en que en ese año fue muy propicio para la aparición de una enfermedad (hongo) en el centeno conocido como cornezuelo. Este hongo se desarrolla en la espiga, incorporándose a la cosecha y, por consiguiente a la molienda para hacer harina y pan de centeno. Lo que la población de esa época ignoraba era su potente acción como vaso constrictor. Pero consumido sin restricciones, como ocurría en el siglo 17, produce serios problemas en el sistema circulatorio, como la obstrucción de venas lo que conlleva, incluso, a la pérdida de las extremidades.

En Salem, la necrosis de brazos y piernas se hizo común por esos años, pero con mayor fuerza en 1692. Esta situación fue atribuida a hechicerías y maleficios provenientes de brujas. La solución acordada por las autoridades fue encontrar las brujas y quemarlas y, así, eliminar el problema. Desarfotunadamente, esta sentencia generó la muerte, a lo menos, de 19 personas en la hoguera.

La investigación científica generada muchos años después, determinó que el único culpable era el hongo “cornezuelo del centeno”, desconocido para la época, pero que hoy es muy utilizado, como principio activo, por la industria farmacéutica para controlar hemorragias, especialmente, en las operaciones.

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, dependiente del Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país.

Su misión es generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas a escala global, para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario. www.inia.cl

Contacto de prensa: infoquilamapu@inia.cl