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Masiva participación en Feria de Control Biológico en Chillán reflejó crecimiento e interés en esta disciplina

Stands de empresas y charlas técnicas captaron la atención de asistentes. Estrategias para manejar presencia de la plaga originada por Drosophila Suzukii abrió la jornada inaugural. Feria concluye hoy y ya surgen llamados a repetirla.

Uno 300 asistentes, mayoritariamente productores orgánicos, asistieron a la jornada inaugural de la primera Feria de Control Biológico organizada en Chillán por INIA Quilamapu.

Al inicio de la jornada, el seremi de agricultura de la Región de Ñuble, Fernando Bórquez se mostró “gratamente sorprendido” por la gran convocatoria que alcanzó la feria, lo que demuestra el gran interés de productores y empresas por el control biológico en una región con un fuerte componente agrícola (más del 30% de la población es rural). “Tenemos que volver a repetir esta actividad”, explicó, toda vez que contribuye fuertemente en el traspaso de información a productores en un tema que alcanza alta demanda.

Javier Ávila, Presidente del Consejo Regional de Ñuble; Andrés France, investigador INIA Quilamapu; Fernando Bórquez, Seremi de Agricultura de Ñuble; Rodrigo Avilés, Director Regional INIA Quilamapu; Rodrigo Dinamarca, consejero regional Ñuble; y Juan García.

En ese mismo sentido, el Director Regional de INIA Quilamapu indicó que la realización de este tipo de actividades está pensado en satisfacer las necesidades de información y de procurar instancias de conversación entre productores, investigadores y empresas en pos del fortalecimiento de una disciplina que ha sido privilegiada por INIA en el centro sur del país.

Finalmente, el coordinador general de la Feria, el investigador Andrés France, resaltó el compromiso de los asistentes con el control biológico, disciplina que en 20 años pasó de ser una ilusión a una línea de trabajo que cuenta con cultores en todos los aspectos de la cadena de producción agrícola. Así, destacó la presencia de productores en la línea de la agricultura orgánica y sustentable, de las empresas comercializadoras de bioinsumos, y en los investigadores que llegaron desde distintas regiones del país.

Especial gratitud tuvo con los expositores extranjeros David Haviland (Estados Unidos), Alba Marina Cotes (Colombia) y Enrique Quesada (España), y con los charlistas nacionales y empresas participantes que en su conjunto proporcionan 32 presentaciones vinculadas a temas de relevancia en el control biológico de plagas y enfermedades.

A ello se suman 28 stands de empresas de control biológico y centros de investigación, todo lo cual conforma la mayor muestra de la especialidad del año en Chile.

La feria continúa en su segunda jornada con presentaciones que tendrán como punto central la charla magistral “Innovación y transferencia tecnológica en bioprotectores” a cargo del Dr. Enrique Quesada de la Universidad de Córdoba.

¿Cómo evitar la presencia de la mosquita Drosophila suzukii?

La primera charla magistral de la feria tuvo como protagonista a David Haviland, extensionista de la Universidad de California Davis, especialista en la mosquita Drosophila suzukii, plaga cuarentenaria que llegó recién el año pasado a Chile, pero que ya cuenta con 10 años de presencia en California. La geografía, clima y cultivos de ese Estado son muy similares a los del centro sur de nuestro país, por lo que su visión era muy esperada.

Ante unos 120 productores, Haviland indicó, a modo de recomendación, que se deben realizar cambios en la forma de enfrentar la cosecha. Agregó que para evitar la acción de la plaga, necesariamente se debe cosechar más seguido en especies que presentan, al mismo tiempo, fruta verde, a medio madurar y madura, como en el caso del arándano y la frambuesa, por el riesgo que se haga presente la plaga. En tanto, aquellas especies donde la cosecha se realiza de una sola vez, como en la manzana, cerezos y perales, existen menos posibilidades de daños de esta mosquita.

En segundo término, abordó la necesidad de realizar una correcta higiene de los huertos, lo que significa eliminar la presencia de malezas crecidas y de charcos de agua, ya que éstos se transforman en microclimas favorables para Drosophila al ser más fríos y húmedos. Recalcó en la necesidad de tener goteros de riego en buenas condiciones y de realizar cortes permanentes de malezas circundantes.

Por último, se refirió el correcto uso de plaguicidas. En tal sentido, David Haviland señaló que no se debe abusar en el uso reiterativo de un solo plaguicida, ya que al tener esta mosquita un ciclo de vida tan corto, es gran candidata a crear resistencia. Enfatizó que si el insecto está presente durante seis meses en el campo, no se debe usar el mismo plaguicida 10 o 15 veces para cubrir todo ese periodo, sino que se debe hacer una rotación con productos que tengan distintos modos de acción.

En tanto, el entomólogo de INIA Quilamapu, Luis Devotto, indicó que al tratarse de un insecto muy pequeño de no más de 2 a 3 milímetros, y cuyo vuelo es de una cantidad de metros limitados, se debe entender que son las personas quienes lo han diseminado de un lugar a otro. “La plaga ha estado 500 días en Chile. Si tomamos el punto más austral que es Castro y el punto más al norte que es Peumo, veremos que ya ha cubierto 950 kilómetros del país. Eso habla claramente de que somos las personas las que estamos moviendo al insecto. Entonces, en aquellos predios que contratan muchos temporeros, donde hay una constante rotación o ingreso de personas desde fuera a diario, debe realizarse una capacitación a los trabajadores para que no lleven la plaga consigo en sus colaciones, en sus postres”.

Devotto, agregó que INIA presentó un proyecto para crear un insecticida natural en base a esporas de hongos que vendría a complementar el control químico de la plaga y hacer que la rotación de los insecticidas sea más amplia con lo que se prevendría la aparición de resistencia. Los resultados respecto de la aceptación de este proyecto se esperan para noviembre.

Controladores biológicos requieren un manejo especial

“El uso de microorganismos benéficos como hongos, virus y bacterias que ayudan a controlar los insectos y las enfermedades de las plantas, tiene un gran potencial en el mundo”, sostuvo la investigadora de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) Alba Marina Cotes, a cargo de la segunda charla magistral de la jornada.

Sin embargo, la experta en bioplaguicidas manifestó que se debe aprender a utilizar correctamente estos microorganismos ya que “cuando hablamos de control biológico, hablamos de seres vivos que tienen susceptibilidades al medio ambiente como las tenemos todos. Es por ello que tenemos que aprender a darles un manejo especial”.

La especialista enfatizó que el productor tiene que “saber que los controladores biológicos son muy sensibles a los agroquímicos, que tiene que cuidar el suelo como un sustrato vivo que es donde crecen nuestras plantas; pero también tiene que decir cuáles son sus necesidades, cómo adaptar las recomendaciones que recibe a su propio cultivo”. A diferencia del control químico, Alba Marina Cotes indicó que el control biológico exige que el productor aprenda del tema y ayude a los investigadores a adaptar las soluciones que se generen.

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación agropecuaria de Chile, vinculada al Ministerio de Agricultura, con presencia nacional de Arica a Magallanes, a través de sus 10 Centros Regionales, además de oficinas técnicas y centros experimentales en cada una de las regiones del país. Su misión es generar y transferir conocimientos y tecnologías estratégicas a escala global, para producir innovación y mejorar la competitividad del sector agroalimentario. www.inia.cl

Contacto de Prensa: Hugo Rodríguez / infoquilamapu@inia.cl